10.7.14

Nunca, científicamente comprobado, llega el tiempo para escribir... no como se piensa, no llega así: solito. Ante esto nada hay más que sentarse y comenzar a escribir, en cualquier contexto y bajo cualquier historia.

La piensas mucho es una frase que hacía muchos años no escuchaba. La última referencia fue en un Vive Latino (miles de lunas atrás) cuando un amigo me dijo... Ya, deja de pensar, eres una hiperactiva mental. Lo único que pude callar fue ¿cómo no esperas que me abstraiga con esa fina droga llamada música?

Todo tenía más sentido cuando lo escribía en mi cabeza, obviamente esto que transcribo no tiene el un mínimo parecido con aquello efímeramente creado mientras lavaba una montaña de trastos. Ellos tienen razón, pienso demasiado. Llevo años en eso, ficcionalizando la realidad o... realizando la ficción. Ya me confundí.









9.7.14

heroína.

Soñé contigo, noctámbulo D. Lo voy a contar porque no quiero que la obscuridad de tu casa nos obligue a volvernos a ver. Tú saliendo de la ducha, yo visitándote sin razón. Sí, no iba buscándote, fui porque olvidé en su casa, tu casa, un abrigo. Uno azul inflado con tonos verdes, uno inútil en días de lluvia.

Saliste con una toalla blanca amarrada a la cintura. No sabía que había alguien en casa. Las luces apagadas me dieron la sensación de soledad. Saliste, me saludaste, y no me dejaste ir tan pronto como lo tenía planeado.

Aminoramos la obscuridad con la luz que salía de tu cuarto. No, tu departamento no es como el que soñé. Tome mi abrigo y gire, te di la espalda. Te acercaste, esa proximidad anunció cínicamente el deseo. No tú de mi, no yo de ti. Ese deseo producto de un encuentro entre dos cuerpos familiares y ajenos.

No estabas solo, otro chico de menor dimensión a la tuya salió también de tu cuarto, con tus mismos harapos. La sombra de un tercero lo acompañaba. Una toalla blanca. Dos toallas, dos cuerpos, un abrigo, una sombra. Total desconcierto. 

Me solté de ti, salí. Afuera llovía, un disparo de luz y recuerdos me hicieron abandonar el tercer piso en el que vivías. Heroína. Demencia, maldad.

Tome un taxi pero intentaste detenerme, retenerme, tenerme. Desperté.


No sé si subí al taxi, no sé si me alejé de ti...



11.6.14

Palabras, sólo palabras.

Para salvarme siempre huyo a los libros, la literatura aletarga, distrae a los demonios más persistentes y a las bestias insomnes. Tiene años que no practico estos viejos vicios, hace tres días que duermo de más, el nuevo método para evitar soñar despierto es dormir.

Palabras, cataclismos del silencio.

El presente apesta a pasado. Una frase volvió a enredarla. No quiero recordarla, después de todo Lacuna Inc. es un gran emporio que espero un día lograr encontrar. Como decía la reina de corazones en Alicia en Wonderlandia: ¡qué le corten la cabeza! (eufemismos del ¡qué me borren la memoria!).

Remedios caseros: leer, escribir, escuchar. se. sé. existe.

Horas más tarde, sin siestas, los ojos relajados observan la obscuridad. Ya vendrán tiempos mejores le dice su madre, la vecina usa siempre el altavoz en sus conversaciones. Esas ganas de que el aire acalle las voces extranjeras. Prefiero pensar que mañana me despertaré con mejor suerte, total... como dijo la chica de ayer: deja de encontrarlo hasta que entiendas que ahí no está. El goce del (d)olor a derrota sin fracaso.

No lo recuerdo, no a él y sí a su amigo. Sólo sé que tenía una sonrisa... ¿ya para qué te cuento? maldita sensualidad de las palabras que salieron de ese lugar.

Palabras, sólo palabras... sin comas o puntos suspensivos.

La última imagen: acomodando el gorro de su chamarra para salir a la calle sin lluvia, no le vi la cara, sólo la espalda. su amigo hizo la internacional seña de ahorita.volvemos.vamos.por.cervezas. obvio: no volvieron.

*silent sigh*


pd. ya nunca te conté del editor, el estudianto lo vino a desfalcar. insisto: estúpidas y sensuales palabras.








4.5.14

volver a los 17...

inconscientemente evité escucharla... postergamos el golpe de tristeza para cuando sí podamos sobrevivirle. eso he hecho. hace unos días me descubrí caminando y confesando que extrañaba a mi amiga... no sé por qué se ha ido y francamente no veo mucho que vuelva...

sólo eso. a veces duelen también los muertos que siguen vivos.

sin duda nuestra meche siempre me traerá al corazón ese cariño que nos procuramos...

1.4.14

Días tirada en cama a capricho de un virus que se incrustó en la garganta. No habla. No come. No pasa saliva sin dolor.

No aluciné sólo ardí en fiebre. Sudé. Durante todo este tiempo, con pocas actividades que me distrajeran, no te saqué de mi mente (ni hablemos del siquise o sipude, al final nolohice). Incansablemente recurrí a ti, te recorrí. Tengo la extraña teoría de que si uno piensa tanto una misma idea termina por volverla absurda. Eso sí, paqueveas, resultó en algo sin mucho éxito.

Estiré los brazos y sacudí las manos hacía lo que había sobre mi cabeza: aire. Inmensos metros cúbicos de tóxicos y antimateria. Hay que creer en aquello que luego se convertirá en cosa seria pero comienza siendo un sinsentido: todo lo que sea necesario para escapar de la confusión, del tedio de no tener respuestas razonables.

Me pregunto si podría volver... no sin consecuencias, ya lo indica la tercera ley de newton: a cada acción corresponde una reacción de igual magnitud en un sentido opuesto...


¿por qué no has vuelto, entonces?

7.2.13

Darker than blue...


Lo conocí en una azotea, decidimos quedarnos juntos porque me convenció su "me encantas". Así de fácil es el cuerpo. Sus ojos no los vi sino hasta habernos establecido bien el uno en la mente del otro.

Sus ojos eran darker than blue... todo sucede en el mismo tiempo. Si hicieses un corte transversal en tu vida sabrías que hay puntos atascados y otros desiertos... no existe el balance ni el equilibrio, solo un efímero promedio. Ella es Andreya Triana hablando de él y sus ojos que no conocí antes de que ella los mencionara. En realidad me detuve ante ellos porque un amigo mío los mencionó, no sé qué hace un hombre viendo detenidamente los ojos del chico con el que su amiga sale. Los hombres son raros.

A ella deje de escucharla por obvias razones, no es fácil terminar, desaparecer, acabar un recuerdo si hay ecos en la caverna que lo refieren. Lo maté como al resto de mis personajes. Y también, como a todos ellos, con la distancia de los años luz la justicia del olvido deja reminicencias dentor de los edificios vacíos suficientes para reconstruir los instantes de alegría.

Sanado el cuerpo, recuperado el anhelo, corre para cometer, una vez más, en un eterno retorno, el suicidio de liarse a otro cuerpo. Romper la existencia.

Ahora es s.Wilson... en palabras de Juana Molina: sálvese quien pueda.


13.1.13

Fragmentos: Declive.

Lucía besó su frente y se hincó en la alfombra junto a él.
- ¿Porqué lo queremos tanto? - inquirió.
- El corazón, Lucía -dijo con vehemencia-, no hay otra respuesta: el corazón. Lo que, como todo el mundo sabe, es una insensatez.
 
*Declive, Sergio Galindo, p.164